Prueba: Volkswagen T-Cross Sport 1.0 TSI, un coche que cumple con los cánones

Miguel Lorente     30 diciembre 2019     5 min.
Prueba: Volkswagen T-Cross Sport 1.0 TSI, un coche que cumple con los cánones
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La moda SUV sigue en pleno auge. La prueba, el Volkswagen T-Cross es uno de los coches más populares del momento

No cabe duda: los todocaminos son moda. En el amplio sentido de la expresión, los SUV, crossovers o como quiera que las marcas quieran describir a sus vehículos urbanos con apariencia campera, son un filón por explotar que no parece tener fin.

Por eso, la demostración teórica la encontramos cada mes en el listado de ventas y matriculaciones de coches nuevos donde, las únicas carrocerías que no sufren estrepitosas caídas sino crecimiento respecto de ejercicios anteriores son los compactos y los SUV, sobre todo los de pequeño y mediano tamaño.

Por eso, tras el petardazo dado con los SUV la firma germana se aventuró a proyectar un nuevo coche estirando la plataforma MQB, que comparte con el Polo, y traer al mundo un nuevo todocamino con el que demostrar que el T-Cross sí tenía cabida.

Eso y a pesar de que, entre el T-Cross y el T-Roc solo hay 12 cm de diferencia, en cuanto a sus longitudes, resultando ser así este de la prueba el escalón de acceso a la gama «T» de todocaminos de Volkswagen, previo al T-Roc, al Tiguan y al Touareg.

Hecha la introducción, para esta prueba del Volkswagen T-Cross contamos con una unidad con motor de tres cilindros, 1.0 TSI de 115 CV y asociado a una caja de cambios automática DSG de 7 velocidades con equipamiento Sport.

De entrada, y nunca mejor dicho, el interior de este coche no muestra un encanto desbordante, de hecho, quizás peca por pasarse de frío para un coche dirigido a un público joven. La calidad de los materiales tampoco desborda y solo el diseño de la elaborada moldura del salpicadero le aporta un punto de psicodelia contenida que es agradecida ante tanta sobriedad, el resto resulta neutral.

Los asientos delanteros son cómodos pero no acogedores, sencillamente están bien hechos, rematados y ofrecen una sujeción y un confort correctos. Respecto de los traseros, la distancia entre la butaca delantera y las rodillas para una persona de mi tamaño, de 1,80 m de altura y tallaje entre M y L, es amplio gracias al desplazamiento longitudinal de hasta 14 cm de la trasera.

De otra parte, los hombros quedan muy recogidos y el apoyo lumbar se clava en la correspondiente zona, forzando a buscar una postura de 90 respecto de los muslos o se acabará con la espalda ligeramente arqueada hacia delante siempre y cuando se viaje en cada uno de los asientos tras los delanteros.

Mención al espacio central de la butaca posterior que resulta poco menos que como espacio testimonial o para una persona de envergadura poco menos que reducida.

El maletero, con una capacidad de 385 litros, es adecuado para la rutina diaria de compras y transporte de mochilas o bolsas de hasta un tamaño moderado pero, como en la mayoría de los SUV del segmento C, ajustado y comprometido cuando se trata de llevar el equipaje de, por ejemplo, más de dos personas con sendas maletas medianas. Levantando el piso y, utilizando el hueco de la ausente rueda de recambio, podría aprovecharse para llevar alguna bolsa más.

El dinamismo del Volkswagen T-Cross

En movimiento, es donde mejores sensaciones transmite este coche.

Su tamaño y peso facilita que, con el bloque de tres cilindros y tan solo un litro de cubicaje, los 115 CV se muestren adecuados para un coche así y que, el buen trabajo hecho desde los departamentos de ingeniería, no muestra inercias significativas ni cabeceos desagradables.

No ofrece ninguna sensación deportiva, ni siquiera cuando el modo Sport, uno de los4 set-up disponibles, Eco, Normal y el citado Sport además del Individual, entra en funcionamiento. Es cierto que entonces se muestra un tanto más responsivo e instantáneo lo que ayuda en adelantamientos en carreteras tradicionales o en incorporaciones a vías rápidas pero no va más allá.

Tampoco el modo Eco modifica en demasía la respuesta del coche respecto de su configuración estándar, Normal.

Si bien el modo de conducción a vela favorece la reducción del consumo, en la prueba del Volkswagen T-Cross Sport 1.0 TSI, la media de consumo de gasolina ha sido de 6,2 litros consumidos a los 100 km, siempre siendo cautelosos con el abuso del acelerador y enfocados a realizar un gasto lo más eficientemente posible del carburante en situaciones de tráfico real como es la circulación a primera hora de la mañana en ciudad, carretera de accesos a grandes urbes y desplazamientos interurbanos por vía rápida.

El funcionamiento de la caja de cambios, automática DSG de 7 velocidades, es sensacional y su respuesta cubre cualquier exigencia. Es muy agradecida en reducciones, utilizando las pequeñas levas fijas tras el volante, y permiten jugar el régimen en función de las necesidades a toque de palanca.

Conclusión

Con un precio desde 23.710 euros par el Volkswagen T-Cross 1.0 TSI Sport, la conclusión es que este coche ofrece una relación entre calidad y precio justa pero que, en cuanto a su comportamiento mejora y satisface el desembolso.

También quiero añadir que, tras conducir y probar este coche y a su hermano, el Volkswagen T-Roc con el mismo motor, el mayor resulta más ágil, más dinámico e, incluso, más divertido, con un consumo medio y, a pesar de que la diferencia de precio entre configuraciones replicadas, el SUV de menores dimensiones


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